Ta ibili munduan

Sevilla express

Puede que haya estado un mes y pico fuera de casa, pero no es el momento de parar. Ya pararé y descansaré cuando se me acabe el sabático. Ahora mismo solo tengo que vaciar la mochila, poner alguna lavadora y preparar de nuevo la mochila para irme a Sevilla. Es verdad que solamente voy para un fin de semana y aunque pueda parecer poco, estas escapadas siempre merecen la pena. Además, me voy con Sara y Amaia, mi gran equipo y a las que he echado mucho en falta estos tres últimos años.

En su momento, cuando compramos los vuelos, fue porque estaban baratos y nos iba bien esa fecha a las tres, sobre todo a mí, que tenía todo muy ocupado. Lo que pasa es que los compramos sin imaginarnos que a estas alturas de la vida Vueling estuviera de huelga. Y aunque tuvimos un pequeño momento de colapso, nuestro vuelo no sufrió ningún retraso ni cancelación. Esperamos que tampoco haya problemas con el vuelo de vuelta.

Como la única que las tres que trabaja por la tarde es Sara, Amaia y yo quedamos para comer juntas y así estar puntuales para recoger a Sara según salga del cole. Con tal buena suerte que están celebrando “Euskararen eguna” en el patio y podemos asomarnos por la verja y cotillear lo que andan haciendo.

En cuanto terminan, salimos corriendo del cole camino a Bilbo para poder ir tranquilamente después por el aeropuerto. Y sinceramente, llegamos de sobra, pero es que somos unas atacadas de la vida. El vuelo hasta Sevilla es muy cortito y entre ir hablando y contando batallitas, casi ni nos enteramos de que ya hemos llegado. En el aeropuerto decidimos coger un taxi hasta el hotel, para dejar todas las cosas cuanto antes y salir a cenar algo por la zona.

Paseando por el centro vamos en busca de algún sitio para cenar algo. Hace bastante frío, pero tenemos ganas de terracear y terminamos sentándonos en una de las pocas terrazas que tiene sitio. Se nota que la gente está de puente y hay muchísimo turista por la zona. No estamos demasiado hambrientas, así que pedimos algo para picar entre las tres.

Es momento de tomarnos una copa y si es con buenas vistas junto a La Giralda mucho mejor. Aprovechamos a pasar junto a ella y sacarnos alguna foto. Peor siendo de noche no es que salga ninguna maravilla. Para tomarnos algo decidimos subir a la terraza del EME. Se trata de un bar junto a La Giralda que tiene unas vistas espectaculares. Nos pedimos unos cócteles y nos pegamos a una estufa que tenemos cerca. Hace muchísimo frío, de verdad, y agradecemos las estufas que tienen repartidas por toda la terraza. ¡Menos mal que las tienen en marcha!

Aunque estamos encantadas de la vida, ha sido un día largo y toca volver al hotel para poder aprovechar los pocos días que tenemos. Que aunque no tengamos mucho tiempo, seguro que nos viene genial esta escapada. Lo vamos a disfrutar muchísimo. Y yo, aunque sigo con algo de jet lag, espero estar tan cansada que me caiga muerta en la cama.

Estaba tan cansada que, efectivamente, duermo como una reina y amanecemos dispuestas a darlo todo de nuevo. Tenemos reservado un free tour para esta mañana, así que salimos a desayunar calculando el tiempo para estar puntuales al comienzo del tour en el punto de encuentro. Salimos del hotel y alucinamos con el frío que sigue haciendo. Por la noche salimos superabrigadas y hoy toca hacer lo mismo. Sabemos que más tarde nos irá sobrando ropa, pero os juro que no se puede salir sin la bufanda. Estamos en Sevilla, pero estamos a 6 grados.

El punto de encuentro está muy cerca de donde estamos desayunando. Pero preferimos ir con tiempo al free tour y esperar donde nos toque. Es alucinante la de turistas que hay y, a consecuencia de ello, la de tours que hay que empiezan en el mismo sitio.

Nosotras hemos reservado en Civitatis, pero estos subcontratan otra empresa, que es la que se encarga de gestionar los guías y el tour que hemos reservado en concreto. Somos tantos que nos dividen en tres grupos y tenemos la gran suerte de que nos toca una guía de 10. No sabemos cómo serán los otros dos, pero tenemos claro que hemos tenido muchísima suerte con la nuestra.

Podríamos pasarnos horas escuchándola sin perdernos ni una palabra de lo que dice. Te quedas enganchado a cada historia que cuenta. Aunque, como somos tan listas, nos da para ir escribiendo un “bertso” para Amaia (no la que está aquí en Sevilla, que podría estar aquí tranquilamente con nosotras, pero es su cumpleaños este fin de semana). Estoy segura de que para la siguiente escapada, si elegimos mejor la fecha y no coincide con el cumple, se viene con nosotras. Dejamos varias ideas medio escritas para ir desarrollando durante todo el día y que nos quede un “bertso” de 10. En cuanto al “doinu” que vamos a usar, tanto Sara como Amaia tienen claro que tiene que ser el ”doinu” de Amaia. Debe de ser SU doinu, ya que dicen que siempre utiliza el mismo, que le encanta. ¡Así que no hay duda! ¡Tiene que ser ese!

A lo largo de free tour visitamos la catedral de Sevilla, la Giralda, los Reales Alcázares y el Archivo de Indias. Todo de pasada, pero es que no tenemos tiempo para nada más. Acabamos en la Plaza de España, donde nos terminamos sacando millones de fotos con el palo selfie, ¡que no lo había sacado casi nada hasta ahora!

En cuanto termina el tour, le preguntamos a la guía por recomendaciones para comer e incluso para salir por la noche. Apuntamos todo bien y nos vamos en busca de una terraza en la que picar algo y seguir paseando por Sevilla. Con tan mala suerte que todo está tan lleno que acabamos en La Sureña (típica cadena). Pero es que justo tenemos la suerte de encontrar una mesa libre, y aunque no es ninguna maravilla de comida, ya vamos a espabilar y reservar algo para la noche.

Con las energías repuestas, nos acercamos a la Torre del Oro, que estamos al lado, sacamos esta maravillosa foto y de ahí vamos dando un paseo hasta Triana. Hace muy buen día, aunque parece que en cualquier momento se pueda poner a llover. Eso sí, la temperatura ha ido subiendo un poco y no hace tanto frío como por la mañana. ¡Menos mal!

Una vez en Triana, damos una pequeña vuelta y decidimos buscar un sitio donde tomar algo. Como no podía ser de otra manera, tenemos reservado un escape room y la hora no es demasiado buena. Empieza a las 20:00. Así que esta merienda nos vendrá genial para aguantar hasta la cena, que será bastante tarde.

Vamos andando hasta el escape y, una vez que lo tenemos fichado, buscamos un bar donde tomarnos una caña y pasar por el baño. Así llegamos puntuales a la puerta del local y preparadas para una hora divertidísima. La temática del escape room es ochentera, por lo que al reservarlo estaba casi segura de que nos iba a gustar. Pero es que una vez que salimos de allí, estamos encantadísimas de la vida. ¡Vaya recuerdos! Lo mejor es la música que ambienta la hora que estamos jugando… ¡Una maravilla! Nos quedaríamos un rato más allí con unas cervezas fresquitas.

Para la cena, hemos sido listas y ya hemos reservado un restaurante muy cerca de la Alameda de Hércules, donde nos han dicho que luego hay ambientillo si queremos ir a tomar unas copas. Y la cena está muy rica en general, solo que uno de los platos no nos gusta nada y lo dejamos casi entero. Pocas veces me pasa esto, pero realmente no sé qué es lo que lleva, que lo hace incomible. No puedo deciros qué era lo que lleva, que no nos gustaba, pero casualmente no nos gusta a ninguna de las tres.

Para terminar de cenar y ponerle la guinda a esta “fantástica” cena, recibo un correo de Vueling diciendo que están buscando voluntarios que quieran y puedan cambiar su vuelo para otro día, de manera gratuita y recibiendo 100€ por persona para gastar en Vueling, dado que hay overbooking en nuestro vuelo de vuelta a casa.

Esto solo se remedia saliendo de marchuqui. Ya estamos cerca de la zona de bares, así que solo tenemos que elegir en cuál entrar. Solo que alucinamos con el ambiente en Sevilla. Sabíamos que esta gente tiene fama de hablar mucho, pero estando en la zona de fiesta… ¿Cómo puede ser que la gente esté en terrazas sentadas hablando en lugar de dentro de los bares bailando?

Buscamos los bares que nos han ido recomendando, tanto en el hotel, como en free tour, como en el escape room, pero en ninguno de ellos hay ambiente de fiesta. Entramos en un par de bares aleatorios en los que escuchamos algo de música, pero o hay mucha gente, o hay muy poca, o la música es demasiado reggaetonera para nosotras o demasiado electrónica. Entramos en Google en busca de información y encontramos un bar en el que puede que el ambiente sea más de nuestro rollo. Pero al llegar a la puerta vemos que hay que pagar 10€ por entrar. ¡Y Amaia se niega a ello! Es verdad que es algo arriesgado viendo lo visto en la zona, pero no tenemos nada que perder.

Amaia no cede en los 10 euros y Sara no cede en el intento de salir de fiesta. Por lo que como última opción y siguiente de nuevo las recomendaciones de Google, encontramos un bar/discoteca en el que según entramos la música nos motiva tanto que nos pedimos unas copas. Hay sitio como para colocarnos en una esquina, dejar los bolsos y echarnos unos bailes.

Solo que a los 10-15 minutos de estar allí y con las copas en la mano, nos vamos dando cuenta del estilo de la gente que nos rodea. Hay un poco de todo, pero nada normal. Tenemos todo tipo de variedad de gente rara que puede encontrarse por la zona. Los estilos de bailes, los estilismos, las miradas… Todo da un poco de miedo. Esto nos pasa por no ser capaces de pagar 10 miserables euros. Eso sí, ¡no os podéis hacer a la idea de las risas que nos echamos!

Sin parar de reír y acordándonos de la fauna que había allí, volvemos camino al hotel con ganas de coger la cama y descansar todo lo que podamos. Este rato de bailables ha sido ideal para completar un día que hemos exprimido al máximo. Mañana intentaremos hacer lo mismo.

Para el último día hemos vuelto a reservar un free tour y teniendo en cuenta la hora a la que empieza, nos acercamos hasta el Feria 83 a desayunar. Se trata de un restaurante que me apareció en Google cuando buscábamos bares de fiesta, me gustó la pinta que tenía y al que hemos decidido ir a desayunar. Google no se equivocaba y el sitio merece la pena. Está todo muy mono puesto y, además, está riquísimo.

Pasamos por el baño y salimos disparadas al punto de encuentro del free tour. A diferencia del que hicimos ayer en el que se visitaban los típicos puntos turísticos, este se llama “Las tres culturas” por lo que entendemos que puede ser interesante también. Una vez en el punto de encuentro, dados nuestros nombres y esperando a que empiece, no apartamos a una esquina de la plaza y le mandamos a Amaia (la cumpleañera) el “bertso” que le hemos dedicado. Nos sale a la primera y estamos muy orgullosas del espectacular “bertso” que nos ha salido. ¡ZORIONAK AMAIA!

Nada más empezar el tour ya nos damos cuenta de que la guía no va a ser tan buena como la de ayer, pero tenemos la esperanza de que la información que nos dé durante el tour sea interesante. Empieza dando datos e información que ya sabíamos del otro tour que hicimos, pero seguimos esperando que la cosa vaya cambiando. Para nuestra desgracia no es así y, tras plantearnos varias veces el gran dilema, le damos esquinazo a nuestro grupo y nos quedamos visitando el barrio de Santa Cruz. No se le escucha bien y el grupo es bastante más grande que el del otro día.

Os prometo que nos sentimos fatal, ya que no nos parece bien lo que estamos haciendo, pero para el tiempo que tenemos no podemos estar perdiéndolo en un tour que no merece la pena para nada. Eso sí, le mando un mensaje a la guía para que pueda entender las razones por las que nos hemos ido.

Tras callejear un buen rato por las estrechas calles de Santa Cruz, decidimos movernos y nos vamos en buscar de una terraza al sol. Nos acercamos al río y encontramos un mercado en el que parece que hay muchas cosas distintas para aprovechar y comer también allí. Es el mercado Lonja del Barranco y tiene todo tipo de comida.

Decidimos hacer un picoteo para las tres, alguna cosa típica y un buen jamoncito, con lo que disfrutamos mucho de la comida. Acompañado de una cerveza bien fresca. Acabamos con café y postre incluido. Si estamos tan estupendamente aquí sentadas, ¿para qué nos vamos a mover? Están todos los sitios a tope.

Con la angustia que lleva Amaia por el overbooking del avión, contrastando con las ganas que tenemos Sara y yo de quedarnos otro par de días, volvemos al hotel a recoger las mochilas y pedir un taxi al aeropuerto. Es una pena que Amaia no quiera, porque si no estoy segura de que nos quedabamos un par de días más sin problema. Y con 100€ extra para gastar en otro vuelo.

Los nervios de Amaia se pueden palpar en el ambiente. Sus silencios con la cara desencajada hacen que Sara y yo nos miremos con una medio sonrisa en la cara. Pero pensando en ella, no tenemos opción, hay que volver a casa sí o sí.

A pesar de estar esperando en la puerta de embarque, con el overbooking nunca se sabe, y te puedes quedar sin sitio al entrar al avión y ver que ya hay alguien sentado en tu sitio. Para evitarlo, Amaia se nos coloca rápidamente en la fila para ser de las primeras en entrar. Sara y yo, tranquilamente, esperamos sentadas, con la enorme pena de no quedarnos un par de días más. Como os podéis imaginar, no tenemos ningún problema y enseguida estamos sentadas en nuestros sitios y de vuelta para casa.

Eso sí, no puedo parar y sigo creando bertsos, en esta ocasión para Amaia (la que está de viaje con nosotras) y su “ataque” de histeria para poder volver a tiempo a casa. Y a decir verdad se me pasa volando el viaje y en un abrir y cerrar de ojos estoy de vuelta en casa. Aunque me toca poner un par de lavadoras nada más volver para preparar de nuevo la maleta y seguir sin parar. ¿A dónde iremos ahora?

Un comentario en «Sevilla express»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial